No hay una fecha exacta de quien o en que época se usó el primer charm, pero podemos decir que ya en Neolítico se utilizaban cuentas para protegerse o tener suerte en las cazas. Se empezaron a usar para protección contra las malas vibraciones, mal de ojo, malos espíritus y religiosos, para la buena suerte con la caza y las parejas.
Los cazadores usaban piedras y cuentas especiales que moldeaban para protegerse cuando salían a cazar y tener suerte en la misma. Está claro que esos abalorios, nada tienen que ver con los actuales charms, tan elegantes y exclusivos que llevamos ahora. Pero la finalidad sigue siendo la misma, además de poder llevar a nuestra familia en forma de charm de plata en nuestra pulsera, incluso con foto personalizada.
En inglés sería bead, que viene de biddan, orar y oración. Los rosarios de cuentas son utilizados por más de la mitad de las religiones del mundo: hinduismo, budismo, islam y catolicismo, de ahí también la expansión de los charms o abalorios.
Los charms y su utilización también significan fortuna y riqueza. El rey Enrique VIII tenía una cadena de oro que representaba su poder y podía venderse en tiempos de hambruna, ya que cada eslabón tenía un gran valor, media moneda.
Las tribus nómadas, también se han adornado con cuentas que significaban riqueza y poder, pero adaptándose a un estilo de vida viajero, puesto que eran nómadas.
El gran auge de los charms o abalorios, fue en la época de los egipcios, por el hecho de que en las excavaciones arqueológicas se encontraron a los faraones con charms hechos de oro o plata, con detalles ya excelentes y piedras preciosas brillantes, dignos de la embestidura de cada faraón y la época.
También la Reina Victoria de Inglaterra se unió a este descubrimiento y comenzó a usarlos encantada, tanto que marcó tendencia y una nueva moda. Toda la corte y los más ricos del reino, también usaban estas joyas exclusivas en celebraciones del reino.
Cuando murió el príncipe Alberto, que era el esposo de la Reina, mando a hacer pequeños abalorios, para usarlos en sus pulseras, y llevaban algunos cabellos del príncipe para recordarlo. También le gustaba regalar charms simbólicos a sus amigos. ¡Quien tuviese una reina Victoria como amiga!
También en algunos países se regalan dos charms muy importantes en toda su vida, uno cuando pasa de niña a mujer, y otro cuando se casa. En muchas ocasiones los charms, se van pasando de generación en generación con un gran significado y carga emocional.
En la actualidad los utilizamos de manera muy similar, contra el mal de ojo, recordando momentos especiales, o llevando en nuestra pulsera charms de niños, papás o abuelos, teniendo siempre cerca nuestra familiar y una pulsera personalizada espectacular y única.
¿Cómo es tu pulsera? ¿Lleva muchos charms contra el mal de ojo? ¿Están en auge y en oferta, quieres ver unos pocos al respecto? ¡Yo me apunto!